La región de Dalmacia es quizá la parte más conocida de Croacia. Ocupa toda la costa croata entre Istria y Albania. Una estrecha franja de tierra calcárea limitada por el mar y los Alpes Dináricos. La Isla de Pag y Zadar al norte, Split y Sibenik en el centro, hasta Dubrovnik y Kotor, ya en Montenegro. Hoy Dalmacia se reparte entre tres antiguos países de la ex Yugoslavia ya que además de Croacia, propietaria de la mayor parte de la región, existe el estrecho territorio costero de Neum que pertenece a Bosnia Herzegovina, y la zona de Kotor a Montenegro.
Por suerte, las fronteras hoy se pueden pasar sin problema. Ello nos permite disfrutar de una región que ha sufrido mucho las desgracias del nacionalismo, pero que hoy se desarrolla gracias al turismo con relativa armonía.
Naturaleza, historia, patrimonio monumental y natural, gastronomía y vinos, he aquí los grandes atractivos de la región. Al tratarse de una zona litoral los deportes acuáticos son tan numerosos como fáciles de realizar. Buceo, natación, kayak, paddle surf, snorkel, vela o cruceros en veleros, son sólo los más evidentes. Decenas y decenas de islas donde anclar, bucear y disfrutar de sus vinos y gastronomía.
Dalmacia tierra de islas.
Una breve lista de las islas increíbles y llenas de encanto. La isla de Pag y sus quesos; el archipiélago de las Kornati con sus formaciones peculiares calizas; Kaprije y sus famosos pulpos a la brasa; Solta, Brac, Hvar con sus playas de postal; el pequeño archipiélago de las Pakleni deseado por los famosos; Korcula y Mljet, islas; Vis isla fortaleza y de memoria de la IIGM y la Guerra Fría; y las islas alrededor de Dubrovnik donde se rodaron escenas de Juego de Tronos.
Por no hablar de las ciudades y los ríos, los lagos y las montañas que en la costa proponen una singladura inolvidable, el descubrimiento en un país crisol entre el Mediterráneo y la Mittleuropa. Zadar, Split la romana y Sibenik la medieval. Makarska estación balnearia y Ston, núcleo medieval con la muralla más larga de Europa, donde la cercana Ragusa producía el oro blanco que valía más que el oro metálico, la sal. Ragusa que no es otra que Dubrovnik, una maravilla, una más de las que pertenece al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Y cruzando la frontera, Kotor, una ciudad veneciana en mitad del único fiordo del Mediterráneo.
Del lado de la naturaleza, disfrutaremos de montañas, embocaduras de ríos, Parques Nacionales como el de las Cascadas de Krka. De puestas de sol en el archipiélago de las Kornati o como la que se ve desde la cadena de montañas que protege Dubrovnik y a la que se accede por un vertiginoso funicular.
Y cuando el sol se retire, la fiesta, si lo deseamos, ya que la noche es un día radiante en una Croacia, como todos los Balcanes. Porque el ambiente se parece bastante a España, bastante más que Italia o Francia en ese aspecto.
No dejen de probar el vino croata, sobre todo sus excelentísimos blancos! Con moderación a ser posible, para poder disfrutar al día siguiente de su viaje.
Alojamientos encantados.
Los alojamientos que hemos descubierto en Dalmacia, en el resto de Croacia, Eslovenia y Montenegro, poseen el plus que exigimos para hablar de ellos e incluirlos en nuestra selección. La calidad de los espacios, diseño o arquitectura histórica; propietarios activos y amables que nos ayudarán en todo lo posible; y por último, complementariedad y amplia oferta de otros servicios turísticos.
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